viernes, 24 de septiembre de 2010

Puff the Magic Dragon

Hace años hubo un amigo muy especial que me enseñó la única canción en catalán que conozco. Era la historia de Puff, un dragón que vivía en el fondo del mar y se aburría mucho porque siempre estaba solo, así que le gustaba salir del agua para jugar. Un día, un pequeño niño se acercó a él y se convirtió en su gran amigo. Juntos bajaban a jugar a la playa y viajaban sobrevolando los mares buscando aventuras. Pero los dragones viven para siempre y los niños crecen y, ocupados con su vida adulta, se olvidan de ellos. Un día “el nen petit” nunca volvió y el dragón quedó triste y solo, en el fondo del mar.

Siempre pensé que esta historia era un cuento catalán porque por tal lo había conocido. Pero hace unos meses, trabajando en la librería vi uno de esos coloridos cuentos para niños con un dragón verde y enorme en la portada llamado Puff. Corrí a cogerlo y cuando lo abrí reconocí la historia al instante. ¡Tonta de mí!, pensé. Las cosas nunca son lo que parecen en este nuestro mundo nunca más. Cualquier idea hay que rastrearla por todo el mundo para encontrar su origen porque tienen tal poder para viajar rápidamente y arraigar en otras tierras que uno nunca se puede fiar.

Puff fue creado en Estados Unidos, de allí viajó a Reino Unido, de Reino Unido pasó a Irlanda y de ahí a todas partes hasta llegar a manos de Joan Manuel Serrat, quien adaptó la canción y la tradujo al catalán. Pero lo cierto es que el origen poco importa porque lo que de verdad cuenta es que en todo el mundo hay niños que creen en la magia y que un día les toca crecer y se olvidan de ella. Por eso es una canción de éxito. Y por eso hace llorar a tantos adultos que se acuerdan de cuando aún soñaban.


Lo mejor de esta historia es que siempre hay nuevos niños que creen en dragones, para sacarlos del fondo del mar, del interior de las cuevas o de las profundidades de la tierra para tener aventuras y pintarles una sonrisa.




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