martes, 29 de junio de 2010

La Lista

Un libro compuesto por una lista interminable de nombres a lo largo de 200 largas páginas puede resultar el objeto más tedioso y estéril jamás encontrado. Eso pensaba yo hace una semana. Hoy por hoy, antes de juzgar una lista, miraría el título de la misma y buscaría por el punto en común que todos los nombres tienen entre sí.

Hace unos días vino un experto de libros antiguos a la charity shop de libros de segunda mano en la que desde hace ya un año suelo ayudar unas horas a la semana. El susodicho experto, del cual por respeto no revelaré el nombre, cada semana nos deleita con las pepitas de sabiduría que le dan los años para poner precio a las extrañas y extraordinarias copias de libros sobre Irlanda que nos llegan a la tienda.

Uno de los libros que abrió era un listado de nombres en el que aparecían todos y cada uno de los muertos durante el periodo de The Troubles en Irlanda del Norte. Aquellos nombres y apellidos tenían en común haber muerto en una guerra larga y terrible de la que la mayoría reniegan hoy. Aún así, no me di cuenta de la trascendencia de la lista hasta que se abrió por la página equivocada.

El hombre abrió el libro con tal puntería que llegó a leer el nombre de unos familiares perdidos en un tiroteo en Derry. Los ojos se le llenaron de lágrimas y no fue capaz de poner precio al libro. Lo echó a un lado y pidió disculpas. Fue entonces cuando me di cuenta del poder de la lista, que a primera vista encontré vacua, carente de significado. Los caracteres impresos dejaron de serlo y cada línea se materializó en una persona de carne y hueso fallecida por una violencia extrema que aún hoy hace llorar a los que quedaron atrás.

Llevo dos años viviendo en Belfast y hoy por hoy todavía no soy capaz de comprender lo que no hace tanto era una realidad aplastante en estas calles. Lo que sí comprendo, admiro y respaldo es las ganas y la energía que todo el mundo pone en que el odio y el rencor se olvide y un tiempo expléndido de paz y respeto mutuo venga a reinar en Irlanda del Norte.

lunes, 28 de junio de 2010

Lady Dixon's Park

Mi primera entrada va a ser de color verde porque es una obligación hacerle justicia al nombre tan poético, y no poco merecido, por el que The Emerald Island se conoce en todo lo largo y ancho del planeta. Aunque, para no falsear la verdad, la leyenda olvidó mencionar muchos otros colores: rosas, rojos, blancos, amarillos y naranjas radiantes que se exhiben coquetos en parques, ríos y praderas.

El sueño de todo buen amante de la naturaleza en Irlanda es tener una parcela de hermosura en los confines de la casa propia. Muchos, tienen la suerte de tener un jardín propio en el que mancharse las manos y aspirar el aroma de la hierba recién cortada; otros, como es mi propio caso, nos tenemos que conformar yendo a visitar los ajenos, lo cual es un placer no falto de gracia.

Ayer fuimos a pasear al jardín de Lady Dixon, una mujer muy especial que a su muerte en 1959 cedió su legado a Belfast, razón por la cual, yo y tantos otros podemos adoptarle como nuestro propio jardín con la gran ventaja de que sus cuidados no corren de nuestra cuenta.

El parque de cuento de hadas se construyó con mimo desde que los Stewarts, una familia escocesa, comprara el terreno y mandara erigir la mansión en el siglo XVIII. Sir Thomas and Lady Dixon compraron la casa a principios del siglo XX y comenzaron a convertir un terreno que había sido más dedicado a la agricultura que al placer, en uno de los jardines de rosas más hermosos del mundo.

Como no podía ser menos, la casa y sus jardines están llenos de historias. Durante la II Guerra Mundial, las tropas americanas estuvieron en Belfast y acamparon en los prados de la casa, mientras los oficiales dormían mucho más cómodos -y alejados de la lluvia- en el interior de la casa. Se dice que Lady Dixon fue una anfitriona fabulosa y cuidó a los soldados con devoción de madre. Quién sabe si a la pobre le quedaba otro remedio...

Cuando la casa pasó a manos de la ciudad de Belfast, las rosas comenzaron a poblar cada rincón. Todos los años hay competiciones internacionales en las que las flores más hermosas, olorosas y bien cuidadas del mundo compiten en belleza. Todos los años el jardín alberga 45.000 rosas en flor que resulta en un mosaico que sería la envidia de la paleta de cualquier pintor.

En julio se celebra The Roses's Week y el parque, en su momento de mayor explendor, se llena de los sonidos de arpas, música jazz, bailes irlandeses y gente disfrutando del sol y de las flores. En este lugar, es donde mejor se puede entender el placer de un mantel de picnic bajo el sol.

Por este jardín, por el verde, por los rosas, blancos y amarillos, y por muchos otros lugares aún por descubrir, merece la pena la eterna lluvia del invierno y el gris de las nubes. ¿No creéis?



http://www.belfastcity.gov.uk/parksandopenspaces/ladydixon.pdf



Bienvenida

La bienvenida debe ser corta porque lo mejor siempre está por venir. Mi nombre es Cristina y soy una toledana que vino a parar a tierras irlandesas llamada por el amor de un hombre. Hace dos años casi exactos que vine a Irlanda. Desde el mismo momento que puse un pie en tierra sentí la adrenalina de una aventura que aún hoy todavía no ha terminado.

Pero toda buena aventura, si no es contada, pierde la magia y acaba olvidada en un rincón de la memoria, sola, mugrienta y triste. Por ello, antes de que eso suceda, voy a airearla bien y haceros a todos vosotros, los que os plazca curiosear, partícipes de ella.

Enjoy the ride ;)